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viernes, 29 de junio de 2012

GÖD-EL?


La película documenta una gira en la que Chirstopher Hitchens y el pastor Douglas Wilson discuten sobre la existencia de Dios, y quería llamar la atención sobre un punto que planeta Wilson que me llamó la atención. En el minuto 0:11:16 dice “No hay algo así como una visión de mundo carente de un estándar. Cada visión de mundo tiene estándares, explícitos o implícitos, y no podés funcionar sin apelar a esos estándares constantemente”. Con esta declaración pretende defender la idea de que es válido tomar la Biblia como autoridad basándose únicamente en que la Biblia dice que la Biblia es una autoridad… argumentando que, si por el contrario uno quisiera basar sus visión del mundo en la racionalidad, entonces cualquier razón que uno dé para tomar esta postura sería lo mismo que apelar a una especie de Biblia: la razón es mi razón para justificar el uso de la razón. “Si una persona dice “quiero basar todo, mi visión de mundo completa, en la razón” y yo le digo “¿por qué querrías hacer eso?”… cuando él intentase darme una razón, ¿qué estaría haciendo? ¡Estaría recurriendo a su Biblia!”. Un punto similar vuelve a aparecer en el minuto 0:46:30, cuando dice que hay visiones de mundo racionales e irracionales, y que ninguna visión racional puede justificarse sin apelar a la razón, o sea, a un axioma que le es inherente, y por tanto incomprobable.

Sin embargo hay algo fundamentalmente errado en este planteo seudo-Gödeleano, en el sentido de que es una muy mala interpretación del planteo Gödeleano. El teorema de Gödel postula que cualquier sistema lógico tiene axiomas cuya veracidad es incomprobable dentro del propio sistema. O sea, todo sistema parte de axiomas que le son fundamentales, y de ellos se generan enunciados que no pueden comprobarse sin apelar a un sistema externo, con axiomas externos. Ahora bien, el problema surge porque ese sistema externo con nuevos axiomas también generará postulados incomprobables que no podrán ser respondidos a menos que se anexe otro sistema externo, con otros axiomas, y así hasta el infinito. Ya que el universo es finito, entonces hay un último sistema que también se basará en ciertos postulados incomprobables, marcando un límite final ineludible a nuestro conocimiento.

Lo que plantea Gödel está entonces muy relacionado a lo que plantea Einstein con la teoría de la relatividad, o Heisenberg con su principio de incertidumbre: que el alcance de todo sistema lógico tiene límites inherentes al propio sistema; que no podemos acceder a la realidad de forma absolutamente objetiva (o “asistémica”), sino que siempre estamos limitados por el sistema en el que inevitablemente estamos inmersos.

Y aquí el salto garrafal que da Wilson: para él, esta cuestión fundamental parece implicar que, como todo sistema de conocimiento tiene sus alcances y límites, entonces ninguno es más acertado que ningún otro, ninguno tiene más autoridad que ningún otro para determinar qué es cierto y qué es falso. Que una vez que uno reconoce la presuposición inicial en la que el propio razonamiento se basa, está autorizado para construir desde ahí, sin cuestionamientos a esa piedra basal, cualquier sistema de pensamiento. Pero el hecho de que haya límites a nuestro conocimiento no significa que TODO nuestro conocimiento sea inverificable. Que algunas cuestiones queden vedadas a la razón, por la propia estructura de la razón (o al menos por la propia estructura de los cerebros que abordan la razón) no significa que NADA pueda considerarse más o menos cierto que otra cosa, que NADA pueda ser verificado, que NADA tenga una validez objetiva.   

Cuando decimos que nuestra visión del mundo se basa en la racionalidad, lo que queremos decir es que la basamos en la RAZÓN y la EVIDENCIA. Hay un mundo real ahí afuera, y aún cuando seas un solipsista (puajjj) vas a reconocer que tiene cierta consistencia, ciertas reglas y propiedades que están en funcionamiento de forma consistente. Estas propiedades dejan evidencias en el mundo, y en base a ellas construimos, mediante la razón, un sistema para navegar el universo de forma coherente, efectiva, confiable. Y si la evidencia no concuerda con el razonamiento, entonces corregimos el razonamiento para que siga reflejando el mundo real, y nos siga permitiendo hacer predicciones para funcionar en él. Así es como aprendemos y avanzamos.

Lo peor es que los presuposicionalistas que defienden sus creencias en esta idea de que cualquier visión de mundo es igual de válida que cualquier otra, viven su vida y funcionan en el mundo gracias a nuestro sistema de razón y evidencia que tanto critican. A su sistema lo reservan para todo aquello que, en el fondo, saben que no pueden justificar.

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